viernes, 28 de diciembre de 2007

NOVENA DEGUSTACION ANUAL BODEGA FAMILIA ZUCCARDI

En noviembre se realizó la "Novena degustación anual Bodega familia Zuccardi" . Allá fuimos, obviamente.

Como sucede desde hace tres años que llevo en Mendoza, me mandé sin dudarlo. Sabía que la tarde/noche sería larga, así que me llevé un par de aguas minerales y unos triples de jamón y queso, para hacer base. Uno va aprendiendo como asegurarse el pitazo final sin llegar con lesiones o exhausto. Gente de todos los rumbos dijeron presente y largas colas hicieron desde las 10 hs. para saciar su sed de buen vino. Amigos de todas las épocas se dieron cita en la siesta de Beltrán para copar las instalaciones de la bodega.

Había, como otros años, diferentes lugares de degustación. La cava principal albergaba a los vinos varietales de la bodega, blancos y tintos. Arrancamos parejo cepa por cepa para entrar en calor. Me prometí no entrar en la sintonía blanco/champagne. Sólo tintos para mí. largo y tendido, pero tinto. Luego de la cava, se podía uno meter en la sala de degustación de vinos experimentales, uvas que no son "clásicas", y que la bodega embotella bajo la línea "Textual". Hallazgos y rarezas que bien valen la pena probar. Durante toda la tarde hubo quesos y panes caseros para acompañar la degustación. La entrada tenía un cupón que valía una copa de Malamado (MALbecAlaMAneraDeOporto), la carpa era medio caótica. Pero para los amantes de este vino tan especial, nada es imposible.

Otra carpa, la del éxito diría yo, era la del espumante. Allí el desfile era constante. No le daban tregua a la pobre burbuja. Yo, como dije antes, pasé sólo para saludar. Me podía más la carpa de "Robles". Los Zuccardi de todos los tipos eran la tentación de mi copa y yo no puedo decirle que no a un compañero. Los parques y jardines eran el oasis en este desierto mendocino regado de vino. la gente se saluda sin conocerse, despues de cierta hora, y todos pasamos a pertenecer a una misma gran familia.

Nos deleitamos viendo alguna murga, unos cabezones simpáticos y chicas de todos las tallas y naciones. Los anteojos oscuros estaban en primera fila (era domingo medio día) y las edades iban de 20 a 60. Jamás el sol nos sonrió tanto en esta bendita tierra de Dioses paganos. La copa amiga se fue apagando al atardecer y la vuelta a casa se hizo un anecdotario lleno de parrales y uvas.

Será hasta el próximo año.

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